lunes, 14 de febrero de 2011

Samuel Fuller

The big red one (1980)

Sin sentido,
a la deriva.
El hombre, abandonado
y responsable a la vez,
sujeto y objeto de violencia.
Pibes y hombres,
niños muertos y otros
tan pequeños y así cargan los cuerpos de sus padres.
Un retrato de grupo
que como un pequeño mundo sobrevive sin saber para qué.
El paisaje bellísimo
da cuenta de la real dimensión
que cobra el término MUNDIAL cuando adjetiva a la guerra.
Lee Marvin cierra el círculo
parado en esa delgada línea entre matar y asesinar,
una mínima brecha que es capaz de transformar
una vida menos que no merece reparos en un cruel asesinato.
Y donde me encuentro si no en los zapatos de aquella loca,
la que baila con su muñeca entre degüello y degüello.
La mujer de las trenzas que cuchillo en mano
provoca ríos de sangre en su circular danzar.

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