viernes, 22 de abril de 2011

Tomás Gutiérrez Alea

La muerte de un burócrata (1966)

Con estas palabras comienza:

"La película está dedicada a Luis Buñuel, Oliver Hardy, Stan Laurel, Ingmar Bergman, Harold Lloyd, Akira Kurosawa, Elia Kazan, Buster Keaton, Jean Vigo, Orson Welles, Juan Carlos Tabio, Marilyn Monroe y todos aquellos que, de una u otra manera, han tomado parte en la industria del cine desde los días de Lumiere".
Y después de tamaña dedicatoria, qué decir...
Brillante, como el sol que hoy se esconde.
Ácida y crítica.
Diálogos desopilantemente absurdos y reales.
Si hubiera sido aquella tía, la mujer,
sumida en la cruel desesperación de despedir a mi amado militante,
compañero que oh! se te ocurre morir,
y cuyos compañeros que Oh! se les ocurre enterrarte con tan preciado documento...
En tan fina pintura,
con tan delicada puesta,
que más se puede hacer que disfrutar y volver a mirar una y otra vez.

miércoles, 13 de abril de 2011

Roberto Rossellini

Roma, cittá aperta (1945)

Una de tres.
Hambre y pasión por el arte.
Entre grandes actores y simples mortales casuales: uno de los mejores elencos reunidos.
Una mujer, un cura, un militante, un compañero, un niño (otra vez el dilema).
Una ciudad verdaderamente destruida.
La tortura, el silencio, la dignidad, el ser humano otra vez.
Un proyecto que avanzó aunque no fue concluido.
Algo de él, persiste.
Será porque persiste el hombre perverso, asesino, ambicioso.
Desesperada ella corre por su última calle,
dejando la vida atrás, llorada por lágrimas de niño.
Pina es dura y maravillosa,
tan sola y abandonada,
lucha por permanecer en un mundo que se deshace a su alrededor.
Pero no, la verdad de este cuento es que quien me sedujo y me seduce cada vez que la veo es Anna, Anna ardiente y viva, Anna de mirada penetrante y violenta,
Anna de mil caras y siempre más allá de toda verdad.

domingo, 3 de abril de 2011

René Clément

Jeux interdits (1952)

La peor
invención del hombre.
La más cruel, la que asquea.
Cercena, anula, interrumpe, corta
ese momento, transcurrir, desarrollo de inocencia total.
Pequeños, conviven con ella sin entender qué.
Candor que muere, infancia aplastada,
en un paisaje que se va deteriorando,
destrucción que va ocupando cada espacio que era vital.
Y ellos, tan sólos, tan frágiles, tan luminosos
caminan entre los ojos inertes de sus padres.
Lejos de querer ser Paulette/Brigitte*,
a pesar de su increible mirar, su cautivador andar.
Tal vez Madame Dolle para poder abrazarte pequeña Paulette/Brigitte,
si pudiera alguien ofrecerte un mundo pleno para poder ser.

*Esta es una de las contradicciones de la profesión: compuesta por 2 temitas:
Niños que trabajan y encima lo hacen con un cuerpo y una psiquis
que aún no comprenden ni dominan.