jueves, 11 de agosto de 2011

François Truffaut

La mariée était en noir (1968)

Cinco nombres, hombres, murder.
Muchachos: deberían haberle disparado a la novia.
Ahora, en los ojos de la niña poética,
ella, la única y envidiable Jeanne/Julie,
camina envuelta en ese velo que cubre un sueño trunco.
Ahora, después de la panorámica horizontal, ya es tarde para escapar.
Luego del grito en plano detalle que tan bien homenajea al maestro.
Cada encuentro será un final.
Desnuda o vestida de negro, lo mismo da.
Ay, roja de envidia, te digo Jeanne/Julie,
que todavía quisiera ser vos en tu mirada, tus tacos, tu anillo, tus disparos, tu peluca, tu jeringa, tu poison, tus tetas, tus copas y mil veces mirar esa caída del balcón.
Y sueño cada noche, que vuelvo de la venganza,
Que me lavo, me perdono, me quito la ropa, me acuesto,
y me adormece Bernard Herrmann hasta que otra vez sale el sol.

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